Te llevaré a mis bosques
golondrina de mis sueños,
entre maravillas y llamas
dentro de tu florido mausoleo
allí vivirás conmigo
los más amantes momentos.
Duna blanda de mis labios
blanca luna de mis besos,
gacela de mis montañas
vereda de mis deseos,
vos que me dais las glorias
y tantos intensos fuegos,
dadme aquel lindo susurro
como lo da la cierva al ciervo.
Vos me encendisteis el alma
y el gran volcán de mis sueños,
me enarbolasteis delirios,
y acrecentasteis mis cielos,
con esos labios de luna,
con esos dedos viento;
sobre el triángulo obtuso
donde se fragua el deseo
y se funde entre dos bocas
y se muere entre dos cuerpos.
Ven en las brisas dormidas
hasta posarte en mi pecho,
luego dormirte en mi boca
con esos labios de incienso,
con ese embrujo de lirio,
luminoso por tu cuello
y por tus dunas de nácar,
delirios de mis deseos.
Ven zagalita de mis bosques
ven a ver los misterios,
que encierra mi alma pura
el amor que yo padezco,
y sufro este llanto mío
por el hondo dolor que tengo
por amarte dulce mía,
por amarte ya estoy muerto.