Alfonso J. Rodríguez M.

FÁBULA DEL CARACOL

La blanca y joven sirena  

balanceabase en el giro

de una ola tibia y buena

que agudizaba el sentido,

y en el vaivén cadencioso

cual música a mis oídos

disfrutaba a plenitud

de sus intensos silbidos.

 

Entre los corales rojos

el mar ruge embravecido

y besa su piel de escamas

y allí se queda dormido;

mientras que en los arrecifes

erizado en sus escombros

un caracol vocinglero

se retuerce con asombro.

 

Y de una manera triste

quiere atrapar la sirena

para luego escabullirse

cuando respire la arena

¡Que fin, que dolor, que pena!

le acompaña al caracol

que se atrevió a conquistar

a mi adorable primor.