Fuiste tu, por tanto tiempo mi alegría,
el único Sol de mi universo,
y era tan grande el amor que te tenía
que nunca vi en tus ojos lo perverso;
Pues yo, luna enamorada, era hechizada,
por el ardiente resplandor de tu mirada.
Y sucedió tras un eclipse inesperado
que tu amado resplandor se vio opacado
por la sombra de una intrusa, falsa luna.
Y descubrí que la verdad solo era una;
Que tu, mi Sol, en realidad, ya no me amabas
y tu desliz con esa intrusa me ocultabas.
El dolor me pego con tanta fuerza
que llore como nunca en mi existencia,
y por el llanto que mis ojos inundaba
no pude ver que un hoyo negro me atrapaba.
Y así viví en la oscuridad por muchos ciclos,
pues en ese espacio-tiempo la tristeza
fue la única compañera en mi existencia.
Mas con el tiempo mi dolor se fue apagando,
el amor volvió a mi alma, despacito.
Y hoy camino por el cosmos infinito
muy feliz, pues tu traición ya he superado.
Y de ti, mi Sol, que antaño fuiste mi alegría,
solo ha quedado un breve brillo en mi camino.
Pues por la sombra de esa intrusa, falsa luna,
Hoy mi verdad es es sólo una;
Tu falso resplandor se ha terminado,
y en mi universo, para siempre has eclipsado.