Cuando tus ecos exclamen desde el rincón más querido,
tú serás el suave aroma sobre mis labios de lirio.
Y cuando sienta tu voz y me llames amor mío,
y resbales por mi boca como las aguas del río,
mis manos se posarán en tus mejillas de vidrio,
endulzando tus pestañas y tus dunas de berilo.
Mas tus cabellos de avena he de enredarlos conmigo,
entre mi boca y mis labios para peinar con mis dedos
todos tus bucles y rizos, y las flechas de tu amor
se clavarán en mi mismo, en mi pecho y en mi sangre
cual cinturón de cilicio,pues cuando exclames y digas:
¡Ven pronto, oh, ven dulce mío! yo te daré mis amores,
como los vientos del limbo, todas las flotas del mar,
las fragatas y navíos, todos los reinos del mundo
y los andenes de vidrio más los desiertos de ágata
donde yo me maravillo. Pues cuando exclame tu voz
y me llame amor mío, yo te daré las auroras
y hechiceros paraísos. Te llevaré a mis islas
y a los bosques de cupido, si en verdad tu voz exclama
y me llames dulce mío entonces serás mi diosa
la diosa de mi castillo,la del fuego amoroso
la que me puso el destino, una diosa luminosa
en forma de nebulosa,con fulgores de zafiros.
Hermosa lumbrera mía fuego estelar del abismo,
centro de nuestra locura,dentro de nuestro albedrío.
Mi hada, mi diosa y estrella la felicidad y el hechizo,
el cañaveral de mis ojos y el gozo del misticismo,
que reside en la distancia;es ella, es ella y yo mismo
es la unión de un gran amor con sentimiento infinito;
seríamos la luz y la sombra,una estrella en lo infinito,
una pirámide eterna unidos en un espíritu,
y anclados en la ternura,por los siglos de los siglos.
Y tu boca exclamaría: ¡Ven hechicero mío!
alcancemos esa vida,que la noche se nos va
y la tarde tiene prisa.
¡Amor mío dame un beso dame un beso que deliro,
para morir entre rosas entre nuestro paraíso.