Un día,
Perdí la inocencia
De niño ingenuo
Y soñé con un fusil
En la punta de mis manos,
Doblegar el mundo
Y ofrecerlo a los débiles,
Buscar en las estrellas
El elixir de la vida
Para dar y compartir
Con los de abajo;
Y soñé, soñé y soñé
Con sabor a triunfo
Entre sangre derramada.
Esas ideas
Las devoró el viento
Llevadas en la angustia
De la noche del huracán
Entre fuego y martirio
De una patria que no existió,
Tan solo quedo en mi boca
El sabor de las palabras
Capaces de mover el mundo
Hacia otra dimensión
En busca de lo deseado.
En busca de una revolución.
© Emig Paz