¡Abrázame así!
El abrazo que ansiaba en el tiempo
en lunas de amor y de encanto;
el abrazo que recuerda mi piel
de la última noche que fuiste su manto.
¡No me sueltes!
Desbocado galopa mi corazón,
desmayan ante tí las fuerzas
y resisto extraviarme
en el vacío que extirpa tu abrazo.
Que solo quede entre nosotros un suspiro,
me cautive la dulzura de tu mirada,
abrase la tibieza de tus labios
y subyugue la ambrosía de tus besos.
¡Llévame al fuego de la pasión!
Que me cautiven tus brazos,
me humedezcan tus labios
y vibre con la chispa de tus manos,
ardiendo en la brasa de sus grados.
El rocío enrojecido de mis besos
y el pincelaje decidido de mis dedos
se adueñarán de tu cuerpo;
y seguiremos siendo dos
si rota está tu fuente
haciendo mar en mis adentros.