Marc Tellez Gonzalez

Noches de marzo.

 


Muere un atardecer, agoniza la luz del cielo con la del puesto sol; pareciera que besa la tierra tras de las colinas de tu silueta.


Emergen mis pénsares nocturnos como el hambre del búho que acecha a su preciada presa. Así eres: Alimento que colma de saciedad todos mis apetítos.


¿Qué me pasa cuando quiero siempre de ti?


No existe el cansancio, ni se agota mi ósculo hacia ti.


¿Quien más te puede pensar de esta manera?
¡Sino soy yo!


Amada monarca pálida de puntuaciones negras y asimétricas que se desnuda sobre las noches de marzo.


Eres el conjunto de palabras de amplios significados que se acentúan en cada una de mis letras y sentimientos.


¡Oh! Crepúsculo de bellos celajes, caminantes sobre el tiempo y que apagan la tarde en el duelo de un agotado día.


Eres masívamente ancláda a todos mis motivos que el corazón me dicta.


Eres olvido cuando de perdonar se trata: Bello listón de olivo.


¿Que más puedo pedir?


¿Qué más puede existir, y que llene todos mis vacíos?


!Creo que exagero cuando te posas en mi!


Mujer tierna, dulce y amada en en la abreviatura de mis amores.


!Oh! Que sensación tan adorable cuando muere la tarde, que sensación tan asertiva cuando cae la noche y existe tu presencia junto a la mía.


Nos alimentamos del mismo pan, del mismo deseo glorioso de perdernos en las dunas del amor cuando se encuentra en ayuno.

 

Así te amo sobre las amadas noches de marzo.


Radiante mujer de noche.

 

 

 

 


Marc Téllez González