Tu piel cercana al silencio
me invade
en los sueños, en el aire y en la calle solitaria
de todos mi momentos.
Imagino subir, lentamente, por tus manos
con mi boca húmeda de besos
y mostrarte un cuchillo de caricias.
No sé, a veces,
en el silencio, rondan
tus caderas trasparentes como cristales.
No sé, es tu piel que guardas bajo
tu voluptuosa rosa
y el misterio de tu boca
bajando como una lágrima inminente.
Imagino tocarte con vehemencia
y refugiarme en algún rincón de tus curvas
que parecen tocar la felicidad.