Tú y entre, acaso, el amor, sólo silencio,
este muro de sombras y distancia,
esta casa tan llena si no estás,
tristeza, hurgando en mis cajones
tan vacíos...
este sol que nunca sabe a mar,
todo pretérito perfecto, estructural,
como la mano de un padre imaginario
o la suave caricia de unos hijos,
que mamáron de otros senos,
que brotaron de otro vientre,
sí, así, brota y mama mi esperanza,
allí en las preciadas vidas de
otros seres, amantes y virtuosos,
plenos de luz, de azul sentir...
tan lejos el panel de sombras,
idas...
muro de un colegio inhabitado
o bien morada de mi en potencia:
distante extrema de mis actos
y mis días.
Paco José González