Un cuchillo, una rosa, las páginas
de la “Historia de un amor turbio\",
la forzosa jornada del tiempo cuya
metáfora es un reloj sobre un mueble.
No eres estas cosas. No eres unas
palabras enunciadas por el desamor,
Ni las numerosas lágrimas ni las
injurias. No eres la biografía de
H. P. Lovecraft en la enciclopedia,
ni la fecha más dolorosa del año
que es hoy 10 de marzo. No eres
tu fotografía que prodiga tu imagen
en un espejo y de la cual soy religioso.
Un abrazo tuyo, tu voz, cada una de tus
sonrisas, tu beso que fue una sentencia,
un dictamen de muerte aquí en mi boca,
todo eso le pertenece a la narrativa de
los sueños. No eres una soga que pende
en un rincón oscuro, ni la erudita frase de
algo que ya no importa. No eres esta noche
de marzo que me va perdiendo junto a
Xochimilco. No eres la muerte que es el
único puerto del cual se zarpa (oh, capitana)
de este mundo. Tristemente no eres todo eso
que tengo yo al alcance de mis manos.