luisa leston celorio

EL OLIMPO EN MIS QUIMERAS.

 

Dejemos por un momento nuestra imaginación volar

no siempre en la vida es necesario todo racionalizar .

 

¡Mirad, mirad las espumosas olas!

¡Escuchad, escuchad su clamores!!

¡Contemplad, contemplad el alto cielo!

No os perdáis disfrutar de este paseo

para sacar del corazón las frialdades

del tan largo invierno.

 

¿No veis que hasta quienes habitan en el Olimpo

han salido a gozar del inclemente febrero?


Es terrible con que furia se baten las olas

mientras rugen a la vez que vomitan espumas

que salen de sus entrañas preñadas de angustias.

 

Es tanto el dolor que les producen

las tempestades que el cielo les envía

que batiéndose contra las rocas

se despojan de la preñez que las angustia.

 

Gozad de este espectáculo amigos,

sólo tenéis que dejar volar la fantasía

y conseguiréis adentraros en el escenario

con mejor atrezo adornado.

 

Dejaros contagiar por mis lirismos

y disfrutareis de una obra que no es menor,

pues hasta los dioses del Olimpo serán actores

cuando dejéis subir el telón.

 

Lo que veis brillar entre las furiosas olas

es el tridente del Neptuno

que lo blande con energía

acusando al dios de los vientos Eolo

de las marejadas que provocan

temibles temporales

que los corazones encogen.

 

¡Mirad desde mi anfiteatro

y veréis a Neptuno

sobre las espumosas olas cabalgando

mientras Eolo con sus soplidos

a las profundidades

trata de enviarlo.

 

Escuchad el lamento

que salen de dulces voces

que entre suspiros angustiosos

se elevan de las profundidades

de los mares.

 

¡Oír con atención!

¿No son las dúctiles sirenas

las que claman con gran dolor

que se calmen las aguas

para lucir sus trajes

de brillantes lentejuelas

bajos los rayos del gran Sol?

 

Mirad como tratan de acicalar sus melenas

mientras no cesan de al viento volar

a la vez que las balancean olas

con furia sin igual.

 

 

al desear entre sus tersos senos reposar

de sus fratricidas guerras

que ninguno ganará.

 

¿No os veis que se van calmando los vientos

y las aguas se serenan?

¿No os dais cuenta que las olas agradecidas

con sus delicado va y ven acarician las arenas?

 

¿Ha de ser que los dioses del Olimpo

se retiraron a conciliar

para que las sirenas

sus rubios cabellos puedan atusar.?

 

Mirad como pretenciosos Neptuno

y Eolo enarbolan el triunfo de la batalla,

mientras las sagaces sirenas

abrillantan sus colas

sonriendo por ser ellas

quienes siempre ganan las batallas.

 

Las sirenas con engaños

una vez más lograron

que los absurdos guerreros

cayesen del caballo.

 

Mientras ellos especulan

como exhibir su poderío

ellas están certeras

de que no cederán sus encantos

a esos dos seres

que cuando se aburren

tocan a arrebato.

 

Se ha puesto fin

a tan belica obra

mientras se baja el telón

la realidad se impone,

a la vez que la soñadora

relata sus emociones.

 

Mirad amigos que con mis quimeras

mis propósitos consigo

y no son otros que distraer mi mente

de tanto desatino,

a la vez queda demostrado

que ni los dioses del Olimpo

se libran de ante las sirenas caer cautivos.


Luisa Lestón Celorio
Asturias - España