Iba despertando el alba de tu seno,
de lactantes ríos, pronto serías,
la cintura ancha y deseante tendrías,
diosa de amor, ídolo terreno.
La niñez se va rauda y sin freno
sabes que a esa linda edad llegarías,
a sentirte mujer con tristezas y alegrías
erogándo dulce ambrosía u ocre veneno.
De las aves que crucen por tu cielo
escogerás la que mejor te cante,
no desesperes, ten los pies en el suelo,
mira que siempre hay quien encante
con falsía y luego alza el vuelo,
por eso niña, que nada te quebrante.
II
Serás entonces labrantía tierra
echa para el amor y la ternura,
de tus diáfanas manos, la dulzura
manará como los ríos de la sierra.
De los frutos que tu cuerpo encierra
vendrá el futuro cargado de blancura,
hombres nuevos con el alma pura,
así lo quiere tu corazón- a eso se aferra -
Verás que paso a paso todo llega
lo bello del beso, el dolor de la espina,
también el sentir que siempre cega.
El dolor de creer lo que se imagina,
esos celos de perder a quien la entrega
nos da como propio, cosa mala y dañina.