Ser cáustico, de esencia entreverada. Entrañas urdidas sembraron especulación perpetua. Su mente tejía estratagemas. Ambición exacta en pasos precisos.
Con el primer logro bañó su alma en puro oro.
Robó y acumuló vestigios de espíritus ajenos, con la idea de sumar y esbozar una buena naturaleza, una nueva existencia. Imposible. Las partes no le respondían.
Con su última pasada enterró atisbos de escrúpulos. Escrúpulos que más de una vez, tras capitulaciones por su privada bajeza, ansió investir.