Poeta sin alma

Mi Dueña

Ya nada queda de lo que era mío

mi alma y corazón son todos tuyos

mis glorias y derrotas ya te pertenecen

como la resurrección que tanto espero.

El tiempo que me das es como agua en mano

dueña eres de aquel hastío que ya siento

cuando espero la calidez de agosto,

el sueño de amor que fui creando

te pertenece todo, como la mirada

extraviada en el horizonte.

Eres mi dueña y sin protesta lo acepto

aunque me llevas sobre cielos indiferentes

y tierras donde se ha sembrado amarguras,

me brindas soledades que he absorbido

dentro de mis noches llenas de desesperaciones.

Y me gobiernas con tus besos extraviados

soslayando la intención de alejarme,

es tu voz lo que demando

cuando lloro escondido en tu pecho,

es mi nombre sin acento por tus ojos nombrado

en la lejana caricia que no has dado,

eres mi dueña y señora, mujer sin compromiso

ten piedad de la dicha que siento

cuando me abrazas aprisionando mi alma,

se mi dueña siempre y viste de amor mis poemas

que este amor desnudo que te profeso

es reflector del mar y sostén de mis lamentos.

Siendo la prisión que mas deseo

vivo ciego ante tus malos quereres,

aunque la angustia viva en mis placeres

sé mi nube de palabras y noche de poesía.