José Adolfo Fernando

Dos Poesías y dos poetas!

Enlazados en un beso, cálido y dulce beso,

nos dimos seis abrazos, seis entregas.

Tu cuerpo, mimado de luna,
túnica asignada;
de estrellas y de relámpagos
                                      se vistió, cuando

sobre ti se extendió mi sombra,
cuando tu boca ansiosa recogió el fuego
cuando la mía se deleitó en tu profundo misterio
cuando fuimos
en ese único universo derramado
dos poesías y dos poetas,
la oda y la balada.

En la complicidad de la noche, tu piel
húmeda, fosforescente
deseosa, tus senos, tu vientre,
y tu espalda en tantos temblores!
En grito de volcán,
uno a uno cada poema fue escrito
y cada poeta en su dialecto cantó

Fuimos allí, lo que otros han sido,
fuimos el verso pulido
la fuerza equina;
fuimos ancha avenida y cauce violento,
la suave resaca,
de la transparencia y de tanto sonido.
Fuimos,
en esa noche de luna
con su reflejo en el río.

Simplemente fuimos día
que se abrió fragante
Crisálida en su alborada
Rocío esposando
cada grano de trigo,
fuimos canto de grillo
Látigo escondido,
reflejo plateado
de carbón encendido.


Historia y morada de todos
los soles,
de todos los mares!


Ah! mi atezada fuente,
mi pan de harina mulata
mi grano y semilla, mi hoja naciente
botón y capullo ,
rosa cerrada ,
piélago en llamas
eres tú el poema
que mi pluma escribió

Yo soy tu signo, yo soy tu pluma
y tu adjetivo;

soy el viento ardiente
que tu cuerpo envolvió
en esos seis poemas
que fuimos tú y yo.