Fernando Martínez

Desde que te conocí

me encerré en la libertad de tu pureza,

y me abrazé al olor de las mañanas,

porque te encontré impregnada en cada segmento del día

en cada espacio minucioso de mi armadura

que poco a poco, centímetro a centímetro destruiste

y quedo mi corazón expuesto;

quedó desnudo y vulnerable a tus manos,

quedó indefenso y casi muerto a tus labios,

por eso grita y late, sangra y salta

mientras la luna sonrié mientras pinta

su mágico recorrido por las sendas de tu alegría,

cada noche, a cada parpadeo

desde que tu estas aquí

mi mundo esta desordenado

por el temor de que un te amo, no sea escuchado.