Apaga la luz.
Las miradas reflejas
de quien algún día podría
representar el propio mal
de los pesares.
Te duele, ahora sí.
Ojalá no le duela
a otros tu dolor.
Ya lo digo. El alma
solo le pertenece a todo aquello
que no es humano.
Y no.
No me hables de humanidad.
Escucha. Escucha. Pronto
se apagará.
Enciende la luz.
Esto no se ha acabado.