Te estoy pintando cercanos viajes
con la ansia de que llegues pronto.
¿A quién pertenecen tus mares y dedales
o el gozne de las póstumas calles desleídas?
¿De qué era el genero de tu tacto y tus manos marinas?
Murmuran ya las catervas voces,
¡ay pueblo!, déjame el cañón de tu boca
y el cuerpo de las magnolias épicas
en los alzados barrancos delirantes.
Ahí se desvistió aquella, la bizma del consuelo
y ella sabe a los quebrantos de las tejas
en caricias de borde y montes de pena aromática.
Vuélame las ansias de mi pecho, por ahí,
por donde apaciguas el cariño del horizonte,
¡ah!, y no olvides que va pronta la eternidad,
Se nos va expirando....
y ella todavía en la tarde se acercaba a ti, olínala,
por los luengos inviernos catedráticos.