Han sido tan osados,
que un gran caudal de aguas han apresado
creyendo hacerlo manso y fácil de dominar.
Encerraron entre altos muros a tan preciado líquido,
privándolo de que regale sus buenos frutos,
mas sólo han logrado enfurecer su orgullo,
y las que no se han vuelto fétidas, por vivir estancadas,
revolviéndose en sus entrañas un día lograron su libertad
sin que nadie las lograse sujetar.
No aprendiendo la lección,
de nuevo las privaron de su libre caminar,
y con tan sólo un aguacero, el manantial airado,
derribó muros, anegó campos, ahogó vidas,
mientras buscaba de nuevo su pérdida libertad.
Empeñados en vuestras quimeras
seguís hacer sucumbir el transcurrir de los ríos,
y ellos os pagan las torpes porfías carentes de sentido,
con sus tremendos desafíos.
¡Qué torpeza la de los hombres!
pues de sus errores no aprenden,
y a sabiendas de que no lograrán hacerlas sucumbir a sus antojos
las privan de su libertad a costa de un gran precio
que no dejaremos de llorar.
Luisa Lestón Celorio. 29 1- 2015
Asturias- España