Guardas besos en la entrepierna
y tinta en cada poro.
En cada respiro guardas la calma,
la habitación cabe por completo en tus ojos,
y en tus manos abiertas mi corazón y mis olvidos.
Guardas perfume en cada exhalación,
caricias en cada cabello.
Mis ojos se llenan de ti;
ni en mil vidas te veré distinta
y ni en mil vidas dejaré de amarte.
Como si eso no bastase
para considerar suicidio el olvidarte,
he decretado en tus labios los soles
de cada mañana que juntos vimos nacer.
Olvidarte es francamente imposible.
Cuando vengas a acurrucarte hacia mi
y me halles medio despierto
esperando sentir tus noches
y tus pechos en mi espalda,
dame un dulce beso,
toma a cambio mi alma.