tu rostro es fruta pálida,
arrancada antes de tiempo
del árbol del amor.
Tu boca, habla una lengua extraña
de un sentir sin luz.
¿Qué sucedió mi niña?
que falsa daga, de la ligera promesa,
partió en dos, la roja manzana
de tu candoroso corazón .
Tu larga noche de amar,
sin amor ha comenzado,
y te desangras lentamente
en la oscura niebla,
de un desespero sin tiempo.
¿Qué puedo hacer yo?
más que amarte en silencio,
¿Qué puedo?.
Hay tanta distancia y tiempo de vida
entre los dos.
Nada puedo hacer,
más que susurrar al presente
la rabia de un destino,
que paso sin verte.
Confesarlo ¡¡Jamás!!
y aunque no lo sepas,
viviré en el reflejos de tus ojos
hasta que se sequen de tanto llorar.
Tu sufres por él,
yo sufro por ti.
La negra noche, cae sobre el espasmo de tu cuerpo,
mientras la fría madrugada,
deja la última nieve, sobre el postrero palpitar,
de mi gélido corazón.
Ay¡¡ si yo fuera el...
L.M