A. Cuenca

Mis manos, la cuna de tu rostro

Siento que la vida se me ha acortado con tanto sufrimiento...

En las largas y tortuosas noches, amanezco llorando al alba;

deseando que mis lágrimas al caér, lo hagan abrigándose en tu alma

...y que tu dolor se desaloje de tu corazón y perdone mis errores.

 

Tu Bien comprendes lo difícil que es vivir la vida,

ahora mira con tu corazón y siente lo que es para mi vivirla sin tu amor.

En mis noches busco conciliar el sueño entre tanto insomnio,

despertando de a ratos, palpando sin sentir tu rostro a mi lado, al que solía acariciar.

 

Tu bien sabes que daría lo que fuera necesario por volver el tiempo atrás,

pues este que estoy viviendo esta lleno de amargura y nada mas...

Seis ojitos llorosos te esperamos; tres corazoncitos rotos por sanar;

por eso sin piedad rezo día y noche, a tu lado volver a caminar.

 

Si vuelves, te haría feliz a cada instante, buscando con cada detalle

consumir el fuego de este amor que crece abundante en mi corazón;

infierno de sensaciones celestiales donde ya no existe tan solo el placer de la carne;

pues aquí esperándote, solo ha quedado al desnudo mi alma humilde y vulnerable,

para en tu retorno calmar el ardor de esta quemazón.

 

Quisiera que mi llanto sea escuchado y sentido en todo el universo, para tu homenaje;

que mis besos lanzados en el aire lleguen a posarse levemente en tu labios;

que mi amor por tí sea como el viento y te acaricie sin cesar;

que mis manos sean la cuna de tu rostro, y mi pecho donde el mismo reposar.

...y que desde esa posición llena de ternura de mi parte, te quedes mirando a la nada,

pensando en ese paraíso, cuando al mutuamente acariciarnos,

nos transportemos sin escrúpulos a el mas allá.

 

...quisiera que tuviéramos una oportunidad más,

donde el amor es aún fresco, para ir juntos de la mano,

creando la ilusión de estar aquí abajo, en el mismo cielo

sin todo lo que alguna vez nos hizo daño

...y que ya nada nos pueda separar jamás.

A.Cuenca.