He dejado de ser bueno... lo confieso,
(si ni Jesús se lo creía, ¿soy más yo,
acaso, que el Maestro?)
Hubo un tiempo en que lo era,
o al menos parecía y no pienso
arrepentirme de nada, no seguiré mintiendo,
cada día que nace, en su mañana,
reflexiono en que soy un día más viejo...
(moriré cualquiera de éstos).
Entonces... ¿para qué mentir...
o peor, mentirme... acaso, Dios, no me está viendo?
Andaré el último trecho del camino
sin máscaras... aunque me cueste todo lo que tengo
(lo peor sería si perdiera los amigos).
Tengo un último designio... un mandato final,
algo así como un castigo,
lo haré aun contra mi voluntad... ¡Dios es testigo!
(Por que si no lo hago... ¿quién lo hará?...
¿tal vez Él mismo...?)
Si alguien me quiere juzgar por lo que hago,
me da igual si me condena...
yo ya pagué mi culpa... en el Calvario...
¡en Jesucristo!