Te libero exasperante recuerdo,
polvo en el viento, beso vacío o lleno de nada.
Como los árboles en otoño
liberan sus hojas secas, yo te libero.
Te libero irritado de tí, lleno de ti, amargo
como ciruela inmadura.
Me deshago de ti, mi ruín celo ácido,
mi vómito lleno de carcoma, de wisky,
de daño y de puños.
Te libero, mente opresora llena de muerte,
de mala vida, de mujeres, de vicios,
de cocaína en la almohada, de trasnoche,
de luces brillantes, de noche en vela, te libero
paranoia y deseo de estar muerto.
Te libero vida mía, hasta nunca.
Te libero en los cielos, en los infiernos;
caes en los cielos o en los infiernos,
pero caes por tu propio peso, y porque me pesas,
te libero, como la mala conciencia
que trae una vida llena de crimen, llena de nada.
Te libero de todo testamento,
te libero de cualquier baúl interno,
de cualquier karma,
y de lo que me duele estar separado de ti,
de lo difícil que es estar separado de ti,
y he de aferrarme a lo bueno que es estar
sin ti; te libero.
Te libero en llanto, te libero en angustia,
te libero en rabia, en sueño.
Porque me apodero de recuerdos que no son míos,
y muero por dentro viviéndolos,
como testigo. Libero al testigo de nada,
voyerista verdugo de mi cordura.