Palabras que sumergen en el silencio
cuando llegan y ya no se esperan,
cuando atrapan con delicadeza;
voces que son el suave riego
del jardín de verbos y de versos.
Palabras que se sienten como daga,
que no hieren y al alma se atan,
abriendo el postigo de los sueños,
sinrazón de la realidad del sendero.
Palabras que llevan al razonamiento,
a retirarse sin que sea huida,
a no inventarse pasiones en la vida,
a abrazar la ventura en su tiempo.
Palabras que llueven como semillas,
para cultivarlas y recoger frutos
o verlas marchitar aún sin lucro
ahogándose el yermo en su ruina.