MÁGICO
Lo conozco de chiquito
y es mi amigo
desde que era potrillito.
Yo le puse de nombre Mágico
porque parece adivinador.
Nunca le digo adonde quiero ir
pero el sabe siempre donde llegar.
Como flotando corre mi caballo overo
buscando afanoso lo que yo quiero
porque el extraña lo mismo que yo.
La querencia que nos esta esperando
a el por extrañador y cariñoso
y por lo mismo a mi también.
Se pone triste cuando estoy preocupado
porque bien sabe que son deudas de juego
lo que me pone el cerebro a pensar
pero mucho comprende mi soledad
para seguir galopando y no ponerse aconsejar.
Cuando volvemos de la pulpería
sin estrellas y ya se ha prendido
el lucero
viene Magico galopando sereno
y no tengo que hacerme el arrepentido
porque se hace el distraído si vengo bebido.
Siempre lo que hace es lógico
y lo dejo galopar contento
porque al viento su juicio es certero
y no le puse Magico por capricho ligero.
Cuando vuelvo de jugar y de perder
que es lo que suele suceder
por el llano que parece mas triste
se cuida de no mirarme a los ojos
y aunque me mire algún árbol curioso
acusándome malicioso por perder en el juego
a la hora del poniente
Magico me hace pata ancha
y por eso no me mira de frente.
Amo galopar con mi caballo overo
porque el anda con voluntad y presteza
y somos una sola cosa el caballo criollo
y yo, al viento y al soplo del pampero.
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