VictorLBriones

Catálogo del vendedor ambulante de ambulancias y humo

Pasen y vean mis artículos de primerísima necedad.

Toque, manosee, rompa si es preciso, deje libre su curiosidad

pero no la perspicacia ni la crítica.

Déjese llevar por el placer de tener y ser poseído.

Siéntase importante, poderoso, capaz de comprar

cosas adornadas con todos los colores de la muerte.

 

Se venden balanzas al peso y latidos espesos.

Se venden pilas de reloj gastadas de tanto practicar la destemplanza.

Se venden cordones umbilicales (madre no incluida).

Se vende apartamento apartado de la vista.

Se venden dientes sin rabia que no muerden.

Se vende ventilador acalorado.

Se vende vientre o treinta veces lo mismo.

Se vende campo de olivos sin peinar.

Se vende raspa de pescado suave.

Se vende condena de oro.

Se vende primer cerdo clonado de sus propios chorizos.

Se vende avatar abatido.

Se vende todo tipo de tiparracos.

Se vende coche fúnebre reconvertido en maternidad.

Se vende traumatismo dramático y encefálico.

Se vende collar de croquetas (varios sabores).

Se vende tripa sin úlcera.

Se vende somatización leve sobre la que hablar en cócteles.

Se vende fuego fatuo para terrazas y jardines pretenciosos.

Se vende paraíso para serpientes.

Se vende perol de zapatos de charol.

Se vende esclavo experto en martillos.

Se vende sólido muro deshidratado.

Se vende agua fuerte en baja forma.

Se vende zapato izquierdo y guante derecho.

Se vende casa de huéspedes incómodos.

Se vende casa de citas sin agenda.

Se vende cita de filósofo, no congeniaron.

Se vende agujero adaptable a todas las superficies.

Se vende superficie antiagujeros.

Se vende aburrimiento sin ansiedad ni culpa.

Se vende todo lo que es humano y duele.

Se vende sencillo remedio contra enrevesadas intenciones.

 

Se vende invento por inventar, necesidad por necesitar y mentiras con corbata.

Pida por esa boquita que compró en algún lugar vendido.

Elija sin presiones porque todo aquí es bueno para otros

y usted se llevará la misma nada de siempre, la misma amnesia,

la dosis justa para ver de nuevo aquí su hambre arrastrada.