EL CACHORRO
Los dos ancianos encontraron al animalito en el puerto.
Se lo llevaron, habiéndolo arropado y masajeándolo.
Las pericias ya habían determinado que la muerte de Ibarlucea y Brandasen se había producido por desgarraduras de enormes colmillos.
El segundo hecho produjo inquietud.
Y ya el tercero produjo terror.
Algún ángel siniestro volaba por el cielo de la Boca.
Cuando los ancianos lo llevaron al veterinario el facultativo sorprendido y alarmado se tomo el tiempo para una llamada telefónica.
El medico padecía de un persistente terror y de una profunda repulsión a las ratas…
Y su musofobia (1) lo llevó a sospechar algo horrible.
No es un cachorro dijo, pálido y temblando ¡es una rata mutante! y seguirá creciendo.
Los ancianos eran peligrosos instigadores.
¡En la calle!, tres degollados, lo último que vieron en su vida, fueron las pupilas de una rata asesina.
(1) musofobia: fobia a las ratas.
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