Si se pudieran reciclar los suspiros, en este momento corriera sin parar hasta pararme frente aquella playa que me incitó a más de uno, volaría en este preciso instante hasta contemplar aquel cielo alegre lleno de estrellas brillantes.
Si los suspiros se pudieran reciclar, me transportaría ahora mismo a donde la luna me hacía brillar junto con ella, en un tris llegaría hasta aquel lugar cuna de la bella ilusión y volvería a vivir la experiencia del sudor de cada caricia y la sutíl pérdida del sano pudor.
Si se pudieran los suspiros reciclar, llenaría de nuevo mis pulmones de su hálito amoroso y arriesgaría a mi alma una vez más a elevarse más alto que lo alto y bajar más bajo que lo bajo, nuevamente y sin tropiezo, expondría mi ser a la sutíl pérdida de la razón.
Si tan solo se pudieran reciclar los suspiros, juro que regresaría solo por diez.