Por las paredes de la noche,
como una hiedra crece y se me adhiere
tu recuerdo, florece tu ausencia,
las estrellas decoran el oscuro cenit
y un millón de caricias te preguntan
reborboteándo en pro de tu alegría
distante ya.
Te imagino mirando la misma luna,
lloviendo como lluevo, pero somos
incapaces de romper la lejanía,
la alcancía del amor está llena
pero no necesitamos su peculio,
eso decimos ambos y estás allá y yo acá
esperando que llegues o que llegue
pero los piés se niegan a recorrer el camino
y aquí estoy como siempre,
con una inmaculada hoja
llenándola con tu nombre y el mío,
uniéndo mente, alma y corazón,
pero no voces y manos
o cuerpos y sueños.
¿Sabes? bastaría con verte
para continuar, no palabras
o perdones y quisiera que no
te dieras cuenta que alimento
no es lo que servido está en el plato,
pués poco o nada me provoca,
pero sí vitamina es tu paso por mi vida.
Sigo mirando el celeste y negro techo
donde cocuyos altos y lejanos
siguen guiñando y veo cómo
tu recuerdo cual hiedra crece
y se me adhiere floreciéndo
tu ausencia...erogando melancolía.