Hoy visité tu morada eterna
La casa que ni diseñaste ni escogiste
La casa donde vivirás por siempre
Olvidada de la vida, de la luz del sol
Y del brillo de las estrellas.
Allí estas,
Postrada en el tiempo
Con la mirada cerrada en las tinieblas
Tu corazón inerte palpitando en el recuerdo
De una flor disecada en el umbral de tu lecho.
Nada te llevaste
Tan solo el amor envuelto en palabras
Atrás quedaron lágrimas rodando en las pupilas
Que siempre hablan de tu regreso
Rodeado de luz bajada del cielo.
No sé si volverás
Pues ha pasado tanto tiempo
Y tu casa sigue tan intacta
Y tu lugar en la mesa siempre vacío
Ni una palabra de esperanza
Ni una palabra de consuelo basta
Para sentir esta pena sentida en la distancia.
Un día más he venido a tu morada
A contarte como mis sueños de infancia
Se convierten en palabras y viajan en el espacio
Como la vida creció en tu ausencia
Bajo el brillo de las estrellas y la risa de la luna
Hoy estoy aquí con una flor recién cortada
En el jardín que dejaste
Allá donde canta el viento con música de ángeles
Ásí una vez recuerdo el llanto
Y estoy en la puerta de tu casa
Sin llamar por tu nombre
Pues aquí no vive nadie más que tu sombra
Hecha por esa cruz que recuerda la fecha de tu partida
Y el día cuando de pronto
Nació el dolor de la nostalgia con un ave que se esfumó
Con sus alas abiertas en el cenit del universo.
© Emig Paz