Ahora en el desván
comulgando melancolía
de rodillas y cabizbaja,
tan empolvada de penas
tan golpeada por la tristeza
tan manchada de llantos
tan magullada por la desolación,
tan profanada de silencios
tan pisoteada por la desesperación,
con el corazón roto
y la mirada pérdida,
con sus maderas vencidas
y sus aceros marchitos,
con su boca anclada
y su piel bordada de olvido,
con el alma arrancada
y la esperanza malograda,
con sus barnices rendidos
y sus bríos ajados,
con su garganta varada
y su camisa hilvanada de aturdimiento;
cuantos temporales
rumiaron tus cortezas,
cuantos ríos ebrios
arrastraron tus membranas sonoras,
cuantos mares mordientes
naufragaron tus sabores,
cuantos nieblas y páramos
congelaron tus sueños,
pero tu alma llena esta de golondrinas
y tu corazón es un campanario,
tus maderas hechizadas de selva
perduran vibrando
junto a los tigres de tu diapasón,
nuevas semillas crecen en tus clavijas,
renacerás de tus cenizas
renacerás junto a mi padre
y vendrás cantando,
cruzarás con mi padre
las nieblas de la muerte
y traerás un canto invencible
que junto a las estrellas
brillará cantando.
JOHN WILLMER