Dos rieles cansados de tanto esperar
han visto la vida correr sobre si.
Un camino de dinero y nieve,
un siglo de campanas y silbatos.
Qué suerte la de un tren que va a un museo
sin que nadie jamás le pueda desguazar.
Y que nostalgia cruel el descubrir
una rueda que no volverá a girar,
Porque el tiempo es implacable y no perdona;
ni siquiera a un viejo metal.