Acusando cansancio,
mis ojos lagrimean, tratan
de mantenerse abiertos.
Están rojos, somnolientos,
quieren cerrarse, pero los
párpados se niegan a caer.
Y es que en efecto no han
descansado.
Les exijo seguir mostrándome,
lo bonito que nos da la vida,
lo bello que es la naturaleza.
Que me muestren todo lo que
esconden esas páginas que ocultan
dos pastas gruesas que cubren el
cuerpo de los libros.
Que me deleiten viendo tu rostro,
viendo tu cuerpo; que me dejen
disfrutar el color del plumaje de las
aves.
Si, mis ojos están cansados.
Mis ojos necesitan reposo, que tendrán
el día que deba cerrarlos para siempre,
el día que ya no despertaré más.
¡Entonces si que descansarán!.-
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN., MEXICO, Marzo 21/15