Si hay algo que ensalce
el atractivo de mi pueblo
son sus innumerables fuentes
en parajes sorprendentes.
Nombrarlas a todas
sería harto imposible,
algunas me son desconocidas
y otras se secaron, ya no existen.
Pero estoy aquí de nuevo
con papel y pluma preparados,
cerrando el ciclo de poemas
de fuentes y balnearios,
recuperando para unas y otras
un recuerdo solidario.
\"Fuente del Ciprés\"
arrinconada en el fondo del camino,
inspiración de sentimientos nobles,
refugio de mil amores.
\"Fuente del Hortelano\",
en otro tiempo también balneario
por sus poderes curativos,
donde sobre todo el valenciano
descansaba en los meses del estío.
\"Fuente de Borrunes\"
entre el pueblo y las Ventas,
a los pies del Castillo moro
que la guarda como un tesoro.
\"Fuente de la Violeta\"
con su eterno chorro de cañón
donde agua y aire se mezclan
para total satisfacción.
\"Fuente de la Alegría\",
¡que bién puesto tienes el nombre!
por chiquita y cantarina,
porque has nacido libre
y tu agua es divina.
\"Fuente del Cuco\",
antes de la Plaza,
de otro tiempo referente
de armonía y templanza.
\"Fuente del Roquillo\",
fuente de cristalinas aguas
que bajan serpenteando el río,
pasando por la \"Espinaca\"
y se pierde en frondoso laberinto.
\"Fuente de la teja\"
a orillas de la carretera,
por donde suben y bajan
sin reparar en ella.
\"Manantial de San Luis\",
cristalino y bello nacimiento
que sigue manando a través de los siglos
con sus tres mil litros de agua por minuto
con la que bebemos y regamos los campos.
¡Ay aquellos parajes y fuentes!...
que cuidaron nuestros ancestros,
\"La Jarra\", \"La Espinaca\"
\"La Salud\", \"La Estrella\", \"La Botella\",
\"Río Juanes\", \"La Pitera\" y muchas otras
que en la memoria del buñolense
permanecerán eternas.
Fina