Suena una triste canción,
que solo acaricia el viento,
es la dulce melodía
sentida como un lamento.
Dulce música que trae
en remolinos de tiempo,
tu imagen como una espada
que se me clava en el pecho.
Y se desangra la vida,
se va fundiendo muy lento
en las cuentas de unas lágrimas
que de tus ojos yo bebo.
Caen gotas de rocío,
empapando sentimientos,
caen y mueren las horas
sobre suspiros y sueños.
Traigo en mis manos azules,
abarrotados mis versos,
traigo también la inquietud,
de no saber lo que siento.
Y entonces grito y mi grito
se va trepando en crescendo,
como esa música triste
que me penetra por dentro.