LA RATA
La rata me vigilaba incansablemente.
La vi llegar a la pequeña isla después del naufragio.
El alimento era la obsesión del repugnante animal. Yo conservaba una parte de la pequeña provisión
de galletas y de queso que había rescatado de mi balandra.
Una noche desperté sobresaltado y la sorprendí
buscando entre mis pertenencias.
En la oscuridad estire el brazo , se oyeron espantosos
chillidos y sentí sus dientes en mi mano.
¡Jamás pude sorprenderla dormida!
Rebusqué en un sobre de plástico entre los medicamentos
que había salvado para mi botiquín
y utilice varios comprimidos para preparar
un bocadillo que seria un manjar para la rata.
Cuando esa noche se acercó, comió golosamente ya
hastiada del asqueroso coco por lo tan repetido.
La seguí y la encontré dormida;
clave sin asco en su corazón la astilla
que para esa industria llevaba.
¡ El Rohypnol había cumplido!
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