Qué bonita que es la vida
cuando estás enamorado
con el alma apasionado
vas dorándote la herida.
Mas si llega la partida
¡qué decepción, qué fracaso!,
te sientes como un payaso
que hace una mueca fingida.
Todo es dulce, y de color
y a mayor abundamiento
pareciera que es un cuento
donde sólo existe amor.
Mas, como le ocurre a la flor
que un día va y se marchita
es posible, muchachita,
que el sueño vuelva en hedor.
Prepara ya la tirita
por lo que pueda pasar
pues en el arte de amar
la cura se necesita.
Si la herida es chiquitita,
la dolencia es pasajera
tómate un tiempo de espera,
mal hace quien precipita.
Y si ésta es larga y profunda
y no tiene solución
recuerda a tu corazón
la verdad ya sea inmunda.
Que esta decisión fatal
debe ser muy meditada
pues que dar una patada
es un hecho irracional.
Para poner el final
a esta estrofa endulcorada,
¡sin limón, no hay limonada!
así es la vida, tal cual.