Cuando estés triste y me eches de menos,
piensa en lo mucho que te quiero
y en cuánto te amaré cuando te vea de nuevo.
Cuando estés triste y me eches de menos,
atrapa este beso al vuelo y llévatelo a los labios
para sellar nuestra unión y aplacar así tu anhelo.
Cuando estés triste y me eches de menos,
recuerda el calor de mi último abrazo
para que el frío no se apodere de tu cuerpo.
Cuando estés triste y me eches de menos,
piensa en los buenos momentos que vivimos
y en todos los buenos momentos que viviremos.
Cuando estés triste y me eches de menos,
frota la lámpara de mi ingenio y te concederé tres deseos:
poesía, pasión y amor eterno.
Cuando estés alegre y no quepas en ti de gozo,
no pienses; sólo siente, siente en tu nuca mi aliento.