de palabras olvidadas.
Prudente,
con mis manos callejeadas, les di dimensión
entre mis hojas blancas.
Les di una residencia tan viajera.
Con un soplo las desperté, en un día de nostalgias :
les di orden de tiempo,
las vestí de tantas siluetas y de tantas fragancias
clamorosas,
me cantaron
Luminosas,
Melodías
ya olvidadas,
me cantaron
en tanta huella
de mi ruta caminada.
Brotaron desde
el cáliz de la altura y saludaron
al Amor vistiendo
sus mejores ornamentos
verdes y azules.
Se amañaron,
y anidaron nuevamente
debajo de mi almohada.
Incógnito seguí el rumbo
nuevamente acompañado
por palabras bautismales.