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EL BAÚL DE LA VIDA

Caminas cargando el baúl de tu vida.

 

Llevas ropa nueva -son tus ilusiones actuales-

que te acomodan conforme las vayas utilizando.  

 

  Cargas camisas de seda fina

para que cubran tu soledad;

incluyes tus artículos de aseo

para limpiar el alma empolvada; 

bufandas que sirvan para calmar el frío, 

cuando ahogues tus sollozos;

varias mudas de zapatos para calmar

las dolencias en tu caminar por la vida;

un recipiente de cristal cortado

  para cuando desees vaciar tu alma sentida;

un cobertor de piel curtida, 

para cubrir la frialdad de la humanidad.  

 

  Abrigo del alma nunca te falte,

para ofrecerlo al necesitado.  

 

  Guantes de piel de tus manos 

-y tenlos siempre puestos-,

para brindar amor a quien encuentres.

 

    Anteojos fabricados con armazón del corazón,

para observar las carencias de los demás.  

 

  Una almohada de tu hombro,

para que repose allí quien se encuentre fatigado.

 

    Ah!, y algo que nunca debe faltar en tu baúl:

una goma para borrar las ofensas de tus hermanos

y un lápiz para anotar las virtudes de cada uno de ellos.

 

  Eso no debes omitir llevar, en el baúl de tu vida.