Por tus riberas he paseado presto,
en luminosas
y etéreas mañanas,
cruzando...
tus entristecidas alamedas,
prietas...
de cristalinas fontanas
y melancólicas flores blancas,
he escuchado quedo
los dulces acordes
encendidos...
de tus soñolientas aguas,
lengua de cristal de acero,
amante caprichosa...
del gran Smêtana,
quien por soñarte
te soñó...
en sonora
y frágil fragancia,
seduces al mundo entero
con tu lisonjera
lengua de plata...
y arrebolado duermes
un sueño...
que se me figura eterno,
estrechando
amorosamente...
a la ciudad de Praga,
pero finalmente
has de morir un día
no muy alejado en el tiempo,
fundiéndote...
amorosamente con el Danubio,
amante fiel
que te abraza...
para poder vivir
eternamente...
en sus procelosas aguas,
¡Oh Moldava, amado río... !
amante fiel
del gran Smêtana,
al escuchar hoy tu voz...
sangra mi corazón,
y se me estremece el alma.