Y el cielo me mostró lo mejor de la noche,
también un estrecho camino
repleto de flores,
y un mago con su magia,
de un pálido sombrero
sacaba amores perfectos.
Cada flor, era tu fragancia,
el rocío
empapaba tu rostro,
y la aurora
movía la niebla para verte.
Eras la cima de la montaña,
y corría para tocarte,
cada día,
cada tarde,
cada momento,
de felices esencias.
Bueno, eso es el amor,
eso eres tú.
Eso, me respondí.