Te miro y creo
conocerte,
extraño de mi ayer
talvez por mí soñado...
Te miro desde lejos,
tratando de imaginarte,
tratando de recordarte,
creyendo que eres
el que yo creo,
el de mi recuerdo,
mi sueño del pasado
presente en mi presente.
Te miro
y creo reconocerte,
me parece recordar
tu risa
tu simpatía
a la hora del comienzo,
cuando tus palabras
sin voz
iluminaban mis días,
y encendían el fuego
de mi nervio
y pulsaban la cuerda
de mi alma,
haciéndola vibrar.
Te miro
en tu sol de mayo,
de primavera,
solitario,
tan lejos y tan cerca,
tan extraño,
tan amado,
oscuro y silencioso...
No pidas
que te deje,
No quieras
que me vaya...
No imagines
mil venganzas;
porque he de ir
pegadita,
quieras
o no quieras,
a la vera
de tu alma...