Una extraña sensación
de piedad siento al verlos.
Una increíble necesidad
de hacer lo que ellos hacen.
Pienso que ellos, son más felices
que nosotros, los que diariamente
debemos tener nuestra responsabilidad,
nuestros compromisos, nuestras
escasas alegrías, y nuestras
profundas tristezas.
(Hacia arriba alma,
no debes desesperanzar…)
Los miro, los observo,
me entristezco, y pienso…
¿Estos seres, no serán
más feliz que yo?
Siempre que los veo,
me recuerda a nuestra célebre
película argentina: Dios se lo pague.
Claro que la trama, el guión,
es muy distinto al de mi vida.
Mi visión hacia estos mendigos
es real, es auténtica.
Soy un ser, que estoy
entre los poetas,
aunque siempre expreso que no lo soy.
No deseo una ceguera.
Ésa, la de no ver,
la del ciego, no…
Pero desearía tener
mis párpados cerrados,
no solamente cuando duermo,
sino cuando estoy despierto…
para no ver estas vergonzosas
realidades que nos cercan
día a día.
Los mendigos viven…
como en otro mundo ,
aunque están presentes
como nosotros en este
desdichado mundo.
Pienso así, y no puedo
dejar de expresarlo.
Hay culpables de lo que
me sucede.
A ti también puede suceder,
lo mismo que a mí…
Seres malignos que transitan
por las calles, en busca
de su próxima víctima,
para detenerlos, amenazarlos,
insultarlos, pegarles, robarles…
y muy probable que le quiten la vida.
Cerrar mis párpados,
tapar mis oídos.
Lograr ignorar, ser indiferente,
pero… ¡cómo lograrlo,
siendo tal cual soy!
Con sentimientos elevados
y profundos hacia mis semejantes.
Esos mendigos… que reciben
con agradecimiento una limosna,
de los que no son indiferentes
los que pasan a su lado…
¿Por qué están allí, mendigando?
Cada uno tiene su historia…
Conozco a uno visualmente,
que va por las calles
con una tela que representa
un bolso o una valija,
con objetos personales…
una taza, unos diarios,
para tirarlos en una vereda,
en un rincón oscuro
de la ciudad, para descansar,
para dormir…
Con sus pies totalmente
descalzos, sucios, completamente…
Con su mirada triste, y lejana.
¿Cuál ha de ser la historia
de su pasado?
Tal vez, la que fuere,
él sea mucho más feliz
que yo, que cualquiera
de nosotros…
Derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto - 24/03/2015)
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