En una vida mejor
se te enamoró mi alma,
quiso mi paz y mi amor
inundarse de tu calma.
No nos prometimos nada
ni pasión ni larga espera,
y las prisas asombradas
añejaron primaveras.
Tiempo inerte separó
palabras y pensamientos,
el viento suave voló
por sobre el presentimiento.
Penetraste una mañana,
cuando casi me olvidaba,
y tu claridad temprana
recordó que recordaba.
En tus manos la zozobra
de mis pies que no se alejan,
y mi verso que te nombra
revolviéndose en su queja.
Y así vive la esperanza
de la vida que conspira,
y tú allá en lontananza
con tu corazón que mira.