Aroma dulce de rosa vuela por la estancia,
bañando con su fragancia que embelesa airosa,
para volar sin ensueños y ardientes pasiones,
en un canje de emociones, reales, sin dueños.
Me encierro en la tibieza de tus brazos,
sumisa bajo el dulce de tus besos.
el incienso de orquídeas deja presos
sabores de pasión en los regazos,
dando rienda suelta a un sentimiento
que enardece las fibras de la piel.
Deseosos de libar licor de miel
-de caricias que huyen del convento-
en la hoguera de cuerpos desvestidos,
que rocían sus gotas de sudor
sobre el lienzo de seda delator
sin que asomen momentos cohibidos.
Embelesa el olor de la almendra,
en la pérdida lenta del aliento;
sin remanso aparece el sediento,
de la pasión, que el mismo amor engendra.
Aura rosa, y tú, prendido incienso de orquídeas,
como hojas de Las Celtídeas, gracias virtuosas.
Duerme la nube de incienso -solaz derramado-,
éter de paz embriagado, por jazmín intenso.