Me avasalla la tristeza,
ahora que no estás.
Aquel, mi claro mirar,
cuando tu presencia era mi lugar,
se volvió pálido esperando tu regreso.
Todo está en oscuridad.
Se fueron los poemas que te escribía,
en complicidad con mi inspiración,
y que día a día nacían.
Era mi amiga la naturaleza,
que sin desmayar,
siempre me daba el verso
para expresarlo con gran delicadeza.
Fueron tus ojos.¡Era tu esencia
la que me transportaba al cielo
cuando tenía tu presencia !
Hoy, la mañana fría,
con una caricia me susurra
el olvido y tu ausencia.