No preguntes porqué, como ni cuando
no hay respuestas para nada de eso,
ya lloraste de niño cual poseso
mientras tu madre te estaba acunando.
Deja pues ya de comerte tu seso
te guste o no te guste sigue andando
pues un día has de irte sollozando
sintiendo del dolor todo su peso.
¿Fue quizás un capricho del destino
fue de un gran dios acto premeditado
quizás de la materia un desatino?
Muchas mentes en ello han meditado
pocas de ellas con suficiente atino
ya naciste, y ahora te has marchado.
Inexorable es el destino humano
siempre rezando, siempre arrodillado,
a ver si ese buen dios nos da su mano.