La niebla de la tristeza
tiene perturbada mi alma
a causa del dolor
que en este mundo se derrama.
Tal es mi turbación
al sentir la impotencia
que produce el desafío
de tanta injusticia,
que mi corazón
de tristeza se anega.
Mis sentidos no hallan
para tanto mal, sabias respuestas;
entonces es cuando la bruma
en mi corazón penetra
dejando obnubilados mis sentidos
y ajadas mis fuerzas.
No tienen suficiente pujanza
las fuerzas de la naturaleza
para despejar la tupida niebla
que mis angustias rodean,
pues ni brisas ni rayos solares
logran disiparla
ya que sólo puede poner fin
a las tupidas nubes
la razón de los hombres buenos
que parecen esconderse
en ocultas cavernas.
Luisa Lestón Celorio
registrado- Tomo- Con mi Pluma en Ristre
21-2-2012